Quantum of Solace. Bond se Convierte en Bourne

Por AzidPhreak

Por fin, tras no pocos avatares, este fin de semana he podido acercarme al cine. Un mes en el dique seco, cinematográficamente hablando, es demasiado tiempo para alguien como el que suscribe.

La elegida para la ocasión fué esta segunda película del "nuevo Bond", un tipo con más similitudes con el acelerado Jason Bourne que con el elegante y sutil espía que salió de la pluma de Ian Fleming. Con esto no digo que no me gustara la película, aunque a mi parecer sea bastante inferior a Casino Royale, pero si que tengo un sentimiento de haber visto una película de acción a raudales y con poco que ver con la idea que plasmó Fleming en sus libros y que tan bien reflejaron Sean Connery o Roger Moore (entre otros) en las primeras aventuras del agente secreto.

Traicionado por Vesper, la mujer a la que amaba, 007 se enfrenta a la necesidad de convertir su nueva misión en algo personal. En su búsqueda decisiva para revelar la verdad, Bond y M interrogan a Mr. White, quien revela que la organización que chantajeó a Vesper es mucho más compleja y peligrosa de lo imaginado. El servicio de inteligencia forense vincula a un traidor del Mi6 con una cuenta bancaria en Haití, donde un caso de identificación errónea lleva a Bond a conocer a la bella pero combativa Camille, una mujer que tiene su propia venganza. Camille conduce a Bond directamente hasta Dominic Greene, un despiadado hombre de negocios y miembro importante de la misteriosa organización. En una misión que lo lleva a Austria, Italia y Sudamérica, Bond descubre que Greene, conspirando para tomar el control de uno de los recursos naturales más importantes del mundo, está fraguando un trato con el exiliado General Medrano. Utilizando a sus aliados en la organización y manipulando sus poderosos contactos dentro de la CIA y del Gobierno Británico, Greene promete derrocar el régimen existente en un país latinoamericano, cediendo al General el control del país a cambio de una porción de tierra aparentemente estéril. En un campo minado de traiciones, asesinatos y engaños, Bond se alía con sus viejos amigos en una batalla para desenmascarar la verdad. A medida que se acerca al hombre responsable de la traición de Vesper, 007 debe mantenerse un paso por delante de la CIA, de los terroristas e incluso de M para desenredar el siniestro plan de Greene y detener a su organización. (FILMAFFINITY)

Creo que Quantum of Solace, Bond 22 o como la queráis llamar, es válida como película de acción, pero no encaja ni con el Bond clásico ni con el que nos vendieron en Casino Royale. Bien es cierto que sigue atravesando paredes a cabezazos y peleando como Jet Li, pero creo que la poca clase y sutileza que le quedaba a este nuevo Bond se quedó en el Casino Royale. Si hay algo que me ha "molestado" es la "traición" a los valores del personaje de Fleming. Hay quien dice que este Bond responde a un agente aún sin pulir y por lo tanto los métodos de acción son más expeditivos que sutiles. Pudiera ser, pero no me convence. No acabo de ver con buenos ojos ciertos detalles, como por ejemplo, el cambio de preferencias en cuanto a cocktails se refiere y otro buen número de situaciones que voy a obviar en este comentario para no revelar datos que es mejor conocer en la sala de cine. Podríamos decir que me siento como si hubiesen "americanizado" o "hollywoozado" al agente más británico de todos los tiempos.

Quitando este "pequeño" detalle, la película es adrenalina pura. Yo diría que incluso puede llegar a empachar el no tener un segundo de respiro. En este ámbito he de añadir que algo contra lo que pataleo con todas mis fuerzas es contra el uso abusivo de la cámara en mano que parece ser imprescindible hoy en día en las películas de acción. Estoy de acuerdo en que transmite realismo, pero siempre y cuando sea usada en su justa medida. A mi parecer hay escenas rodadas al puro estilo Michael Bay, en las que la cámara solo aporta confusión y descontrol, restando claridad. Eso si, hay persecuciones de coches, lanchas, carreras por tejados, saltos en paracaídas y explosiones mil para que nadie se duerma en la butaca. Todo ello bañado con unos efectos especiales a la altura de una producción de semejante tamaño. Me gustó mucho el tratamiento de la imagen digital cuando el fuego y las explosiones hacen acto de presencia en la pantalla en los compases finales.

En el terreno actoral poco que decir, pues Craig repite papel (un poco más animalizado debido a su venganza personal) y los actores que lo rodean cumplen su cometido sin destacar ninguno especialmente. Incluso Guillén Cuervo está creíble como jefe de la policía del régimen boliviano (en los escasos cinco minutos que aparece). El que no me acabó de convencer fue Mathieu Almaric, pues no lo veo como un "malo" a la altura de Bond, cuyos villanos hasta la fecha parecen verdaderas caricaturas llenas de maldad (Goldfinger, Dr. No, Tiburón,...). Las chicas, como de costumbre en las historias de Bond, sensuales y bellas como todo buen florero que se precie. Tampoco es que la historia guarde en si una trama compleja, pues la sensación que me quedó es que es una película de transición entre Casino Royale y la que llegue en un par de años, por lo que el esfuerzo actoral tampoco tiene un nivel de exigencia demasiado alto.

Buena banda sonora, con un estupendo corte en los curiosos títulos de crédito iniciales, a cargo de Alicia Keys y Jack White.

En definitiva: Si me hubieran dicho que Bourne había cambiado su amnésica identidad (y fisionomía) en un laboratorio Suizo por la de James Bond, a tenor de esta película lo hubiera creído a pies juntillas. Mucha acción, mucho entretenimiento, pero muy poco Bond. Demasiado removido y excesivamente agitado.

Mi puntuación: 7/10
Lo mejor: Que no para ni un segundo
Lo peor: Que podría defraudar a los fans del verdadero Bond
La escena: La escena del avión
La frase: A los muertos les da igual la venganza

Contenido: Violencia: 3; Acción: 3; Romance:1

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Escuchando: Disturbed - Down With the Sickness
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