El Rincón de los Niños Perdidos

"No hay ensayo general, cada día es debut y despedida"

domingo, febrero 13, 2011

Sinde: No Me Toques los Goyas

Un tiempo he permanecido callado, pero creo que es hora de dejar caer la máscara de la indiferencia y unirme a todos esos que un día decidieron entonar un ¡BASTA YA!. Estoy completamente en contra de la la Ley Sinde y por momentos me alejo más y más de la Academia de Cine Española por mantener, tras los partidos políticos de esta mal llamada democracia, esa postura brabucona del energúmeno que se escuda tras el macarra de la clase.

He pagado un canon (y no barato precisamente) por mi televisión, por mi nuevo ordenador, por mi ebook, por mi mp3, por mi cámara de fotos, por los cd's que utilizo mensualmente para realizar la copia de seguridad de mi servidor web,... Todo ello para reconocer, aún en contra de mi voluntad, ante la ley (si, con minúsculas) y ante los mal llamados artistas (más bien usureros del arte) que soy un ladrón y que no merezco el derecho a la duda. Según la ley, soy culpable hasta que se demuestre lo contrario (y tú, amigo lector, también). Me llaman ladrón, me multan repetidamente con su canon y pretenden que pague una entrada de cine para que sigan "malviviendo" de su pretendido arte.

Este sector del gremio actoril se queja de que el cine español pasa malos momentos y en eso estamos de acuerdo. El cine español de la actualidad, en líneas generales, aburre a un caballo señores. Rojos y fachas con sus odios ancestrales, travestis, paro, tetas, droga y lágrimas. Muchas lágrimas. Sólo se salva una pequeña y honrrosa parte que brilla con luz propia. No conozco muchos espectadores de mi edad que se sientan atraídos por el cine patrio y son ellos los espectadores del mañana. En lugar de intentar comprender que es lo que busca un espectador al entrar en una sala de cine, lo tachan de pirata y aseguran que sus descargas ilegales están acabando con las salas. Me encantaría saber que porcentaje de películas descargadas ilegalmente corresponde a cine español. Seguro que más de uno tendría que replantearse la teoría (de música mejor no hablo que a lo mejor se oyen los lloros y lamentos habituales desde Miami....).

Ahora, por si no fuera ya uno suficientemente vapuleado piratee o no, aparece la señorita Sinde en forma de mina antipersonal. Lo que no ha conseguido con su mediocre carrera (más bien paseo) en el cine, lo va a conseguir como ministra: Es, de largo, una de las mujeres más nombradas del panorama español junto a Belén Esteban. Su "ley Corcuera" antipiratería, salta por encima de los jueces, otorgando el poder de cierre de las webs "sospechosas" a un consejo de sabios con una moralidad a prueba de bombas (o eso dicen). Vamos, tú y yo somos piratas y ahora, además, hay unos señores que, pasándose a los jueces por el forro del gusto, van a cerrar las webs "sospechosas" a golpe de patadas en la ventana. Que viva el Estado de Derecho, la Democracia y la presunción de inocencia. Si hablamos de pisotear derechos, los míos ya no los encuentro debajo de tanto zapato.

Todo esto no sería tan grave si los partidos dirigentes de este país, a pesar de las manifestaciones en contra y las reacciones de parte del sector, no hubiesen pactado aprobar la ley. Resulta curioso, por otra parte, ver como un gobierno de pretendida izquierda actúa como un censor de extrema derecha. Una vez más, el Gobierno español escucha al pueblo llano para hacerle el caso habitual. Pero no es de extrañar: Sois todos unos piratas que intentáis acabar con la poca cultura que queda en nuestro maltrecho país. Nuestros gobernantes, una vez más, velan por preservar nuestra paupérrima cultura. Es que no los entendéis...

En honor a todos los pobres actores y actrices que, por piratas como tu y como yo, esta noche tendrán que asistir en cueros a la gala de los Goya (esa patética imitación de los Oscar a la española), he decidido colgar aquí un texto del periodista y escritor (ergo artista/creador) Juan Gómez-Jurado respecto al tema. Lo considero de obligada lectura, pues creo que sin ofender a nadie, expone una realidad de manera certera, educada y clara.

"Soy creador. Escribo novelas, y este –junto al periodismo- es mi único modo de vida. Mis dedos presionan medio millón de veces las teclas de este Mac, y como resultado se produce un archivo de texto que, una vez editado y corregido, se convierte en un libro que se traduce a decenas de idiomas. Mi familia y la hipoteca de mi casa dependen de mis derechos de autor. Según muchos medios de comunicación, y según muchos talibanes del todo gratis, eso me alinearía instantáneamente en las filas de los que defienden ese horror legislativo, falaz e inútil conocido como Ley Sinde, que se va a aprobar contra la voluntad de cientos de miles de ciudadanos.

Eso es mentira, y gorda. Es una más de las que llevan apareciendo en los medios durante años, especialmente durante los últimos meses. Dicen que los españoles son piratas, que va en nuestra idiosincrasia, esa famosa picaresca tan tópica y desacertada como pintarnos a todos con el traje de luces y la paellera debajo del brazo.

Para empezar, es falso que España sea el país más pirata del mundo. De hecho en software, por ejemplo, ocupamos el puesto 79, según una encuesta de la BSA, y en cuanto al resto, los estudios de la International Intellectual Property Alliance achacan un nivel de “piratería” del 20%. ¿Cómo se conjuga eso con que haya que pagar el canon en el 100% de los casos?

Tampoco es real que la piratería esté matando el cine, cuya recaudación ha crecido a buen ritmo en los últimos diez años, al igual que el resto de contenidos. También es falso que yo tenga derecho a vivir de mi obra. Lo que tengo derecho es a intentarlo.


Sí, es cierto que las nuevas tecnologías hacen desaparecer el modelo de negocio basado en soportes físicos cerrados, lo cual es normal -también desaparecieron los fabricantes de carretas cuando Karl Benz inventó el automóvil-. No, no es cierto que las páginas de descargas tengan la culpa. ¿Acaso no es patente la incoherencia que existe por parte de la industria entre acusar a las páginas de descargas de “forrarse” y no intentar hacer lo mismo?

No defiendo las páginas de descargas, pues aunque sean legales no es justo que haya quien se aproveche del trabajo ajeno. Pero no son ellas la causa de todos los males, ni mucho menos quienes las usan ladrones y proxenetas, tal y como les llaman algunos -exiliados en Miami por causas fiscales-. Por cierto, para ellos el recordatorio de que para exigir al gobierno habría que empezar por pagar impuestos aquí como hacemos los demás.


El mayor problema que existe en el mercado en español es la ausencia de flexibilidad, de ganas de crecer y de adaptarse. En una palabra, y tal como Amador Fdez-Savater percibió en su cena con la ministra, sobreabundancia de miedo. Miedo a perder el status quo, la cadena alimenticia ante un cambio de paradigma. Y sin embargo tenemos ejemplos a nuestro alrededor de que si damos un paso adelante ocurrirá justo lo contrario.

Miremos a Estados Unidos, donde se han creado tres modelos de negocio impecables y de éxito abrumador. Kindle, iTunes y Netflix. El primero es una librería virtual que vende 775.000 títulos con precios en torno a los 7 euros para las novedades, mucho más baratos e incluso gratis para los libros de fondo de catálogo. Los libros se descargan en 30” con un solo clic en el propio dispositivo, que incluye 3G gratis. El segundo –único que opera en España- es, desde hace diez años, la referencia indiscutible en la música, habiendo vendido más de 10 mil millones de canciones. Y el tercero es un videoclub virtual con tarifa plana por 6 euros al mes. Para muestra de su éxito, baste decir que los mandos a distancia de los televisores que se venden en EEUU llevan desde 2011 un botón para acceder a Netflix de serie.

¿Qué tienen en común estos servicios? Lo más importante de todo es su sencillez. Una vez registrado en el servicio, no hay que hacer nada más. Los cobros se realizan por tarjeta de crédito, con total comodidad. Las descargas son instantáneas, y la calidad está garantizada. Las películas se ven en streaming, y están siempre disponibles. Los libros están editados por casas de primer nivel. La música no lleva protección anti copia, o DRM.

A esto hay asociado un factor precio, muy importante. Conscientes de que en la era digital la competencia es mucho más dura, los norteamericanos han buscado a la perfección el “sweet spot”, ese lugar donde interseccionan las ganas del consumidor de poseer algo rápido cuanto antes sin molestarse en buscarlo por Internet y obtenerlo con mala calidad, y la resistencia a soltar la pasta. En otras palabras, un precio justo. O sea, lo opuesto a lo que plataformas como Libranda –cuyo único objetivo, como señala Juan José Millás, parece ser no vender libros- están haciendo.


De nuevo, el miedo. DRM y precios altos. Que mis distribuidores no se enfaden. Que mi cuenta de resultados no se resienta. Que la gente haga lo que yo digo porque cierro los ojos muy fuerte y lo deseo mucho. Y si los consumidores tienen otras ideas… Que el gobierno proteja mis derechos inalienables, contra viento y marea.

En lugar de crear modelos de negocio funcionales, nos dedicamos a blindar el status quo con leyes absurdas, e insultar a nuestros mejores clientes. Llamarles piratas, sinvergüenzas y ladrones. ¿Quién creen ustedes que invierte 200 euros en un lector de ebooks, alguien que no lee? Al contrario, alguien que gasta tanto al año en libros que sabe que le acabará compensando la inversión. Y si no es capaz de encontrar contenidos interesantes de pago, los conseguirá por otras vías, con lo que de no conquistar a esta persona habremos perdido de un plumazo a un consumidor clave. Lo mismo sucede con los aficionados al cine y a la música, que llevan años haciéndolo así.

El mayor reto que tiene que superar la industria cultural en nuestro país es vencer el miedo y comprender que los piratas no existen. Tan sólo personas que quieren consumir cultura y que por desgracia hoy en día no encuentran alternativas razonables. Y a lo gratis sólo puede ganarle lo sencillo. Desde luego no leyes mordaza, retrógradas, que sirven tan sólo a los intereses de unos pocos.

Por último, una reflexión como creador. Nadie llega a crear nada que merezca la pena sin haberse empapado de los que soñaron antes que él. Alejandro Sanz, en ese barrio obrero de Moratalaz que nos vio nacer a Penélope Cruz, a él y a mí, tuvo que copiarse muchas casetes en su adolescencia, igual que yo me sentaba en un rincón en la FNAC de Callao los sábados por la mañana y leía por la cara decenas de novelas que me han ayudado a ser el escritor que soy. Vivimos el advenimiento de un cambio de modelo que está dando como resultado la era más luminosa de la humanidad, y ahora mismo hay centenares de adolescentes en nuestras calles que llevan dentro de si el potencial para ser los cantantes, los escritores y directores del mañana. Ellos también están descargando. No paréis nunca de hacerlo, ni de soñar. Y a quienes soñamos primero, os digo: dejad de tener miedo y abrazad el futuro de una vez por todas.

5 propuestas para el crecimiento digital

1.-Creadores, abrid los ojos. Aprendamos nuestros derechos y las opciones disponibles para monetizar nuestro esfuerzo, que no son siempre las tradicionales. Internet es, ante todo, nuestro mayor portal de exposición, y el mayor mercado del mundo. Y aquellos que navegan por él no son ladrones, sino personas como nosotros, tan dignas como nosotros aunque su trabajo brille menos que el nuestro.


2.-Ejecutivos de la industria, estudiad los modelos que funcionan. No infravaloréis a vuestro público. No deis cosas por supuestas. La España de pandereta ya no existe. Vuestra nueva audiencia es el ciudadano digital, y este no tiene el toro encima de la tele, entre otras cosas por que es extraplana, ya no cabe. Buscad economías de escala, mejor vender cien mil copias a un euro que mil copias a diez. Y por encima de todo, no compliquéis las cosas intentando que no copien. Lo harán igual, pero si es difícil lo que no harán será comprar.


3.-Consumidores, tened presente que copiar no es robar, pero también que hay alguien detrás de los productos que nos hacen felices. Hay un escritor detrás de los libros, y todo un elenco detrás de una película. Si es posible y hay una alternativa sencilla a un precio razonable, cómprala. Mientras lo permita tu economía, opta por lo original. Y por favor, no digas que una película o un libro son caros para luego bajar al bar y tomarte tres mojitos a 5 euros cada uno.

4.-Políticos, cread programas para ayudar a los autores a monetizar sus contenidos. Incentivad la creación de modelos de negocio novedosos. Luchad contra el IVA del 18% en las descargas, contra leyes como el precio único. Reformad la ley de la Propiedad Intelectual desde cero. Abolid el canon digital.


5.-Para todos, no insultemos. Intentemos ponernos en el lugar del otro, pues en la actual tesitura todos tienen parte de razón. Y sobre todo, escuchemos, debatamos y reflexionemos. Que no nos cuelen más mentiras y gordas.


Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) es periodista y escritor. Pasó por las redacciones de Canal +, ABC, Cadena SER y la Cadena Cope. El éxito internacional de sus novelas (Espía de Dios, Contrato con Dios y El Emblema del Traidor), traducidas a más de cuarenta idiomas, le han llevado a centrarse en su carrera como narrador. Hollywood prepara ya la adaptación de su segunda novela." (Fuente: Alt1040)

Escuchando: Golpes Bajos - No Mires a los Ojos de la Gente